CUAL ES LA VERDADERA
IDENTIDAD INDÍGENA SALVADOREÑA
Para poder comprender un
poco sobre la verdadera identidad salvadoreña, primero debemos de conocer sobre
sus orígenes y sus primeros pobladores; donde los indígenas que poblaron el
actual territorio salvadoreño encontramos cuatro elementos principales: los autóctonos, los proto - nahoas, los maya -
quiché y los aztecas o mejicanos que parece ser, son los ascendientes
inmediatos de nuestros pipiles y dentro de ellas se establecían cinco lenguas distintas: Pipil, chontal, popoluca, patón y
taulepalua.
La lengua que se hablaba en
la región central y occidental del país era el nahuatl, del cual aún se
conservan sus raíces primeras, aunque esto no impedía que se hablaran otras
lenguas como era el caso del pokomán en Santa Ana y el potón en la región norte
del departamento de La Unión.
Podríamos afirmar que la
región propiamente pipil comprendía desde el río Paz hasta la margen occidental
del río Lempa, lo que corresponde aproximadamente las 2/3 partes del actual
territorio salvadoreño.
Sin embargo dentro de la
literatura indígena salvadoreña encontramos los estudios del antropólogo
salvadoreño Alejandro Marroquín, quien define a los indígenas salvadoreños
desde un punto de vista socio-económico, afirmando que los indígenas
salvadoreños son descendientes de los primeros pobladores de América y que
debido a la conquista de los españoles
nuestros indígenas se vieron sometidos a las creencias y culturas de los
españoles, a explotaciones, miseria, opresión e injusticia social.
Sin embargo a todos estos
grupos étnicos, fueron distribuidos en nahua-pipil y lenca: siendo Atonal para
el occidente; Atlacatl para el centro y Huistaluxitl para oriente. Pero según
Jorge Larde y Marín en su libro, El Salvador: Descubrimiento, conquista y
colonización menciona que las relaciones indígenas antes mencionadas son tres
mentiras, pues comenta si El Salvador debiera tener un símbolo de resistencia
indígena debería de ser Anastasio Aquino de los Nonualco y no Atlacatl.
De esta manera existió y aún persiste el criollo-centrismo como la
manera de entender al indígena que habitó Cuscatán y los “reinos” Nequepio y
Chaparrastique. De igual un indio Atlacatl que resistió, pero al cual no se le
puede rastrear su pensamiento es más útil que uno que existió y que fue su
lucha, una contra el despotismo y abuso de los conservadores de la época.
Debido a la mala
información sobre los indígenas una gama de artistas y escritores que
simpatizaban con el statu que creyendo hacerle un bien a la derecha se
dedicaron a construir ídolos con pies de barro cuyas fuentes históricas no
existen. Es de suponer con justa lógica que debió existir un mando indígena con
jefes y estructura social, pero de allí a saber con exactitud que se llamó Atlacatl,
Atonal o Huistaluxitl es además un engaño. Si de tener un héroe indígena se
trata, es el momento de comenzar hacerle justicia a Anastasio Aquino, pues llevó
a cabo su revuelta nonualca en 1832, y exigía: tierra y libertad para su
pueblo, del cual fue asesinado, por defender a su pueblo.
Entonces Atlacatl fue el
líder indígena que se opuso a la conquista del Señorío de Cuscatlán por parte
de Pedro de Alvarado, quien tuvo que huir del lugar por la fuerte resistencia.
Fue hasta cuatro años después que otro conquistador, Diego de Alvarado, logra
derrotar a Atlacatl. Sin embargo, para otros, Atlacatl es un mito surgido de la
opresión española, representaba “al indígena rebelde y mártir”.
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