viernes, 24 de abril de 2015

LA VERDADERA IDENTIDAD SALVADOREÑA


CUAL ES LA VERDADERA IDENTIDAD INDÍGENA SALVADOREÑA

Para poder comprender un poco sobre la verdadera identidad salvadoreña, primero debemos de conocer sobre sus orígenes y sus primeros pobladores; donde los indígenas que poblaron el actual territorio salvadoreño encontramos cuatro elementos principales: los autóctonos, los proto - nahoas, los maya - quiché y los aztecas o mejicanos que parece ser, son los ascendientes inmediatos de nuestros pipiles y dentro de ellas se establecían cinco lenguas distintas: Pipil, chontal, popoluca, patón y taulepalua.

La lengua que se hablaba en la región central y occidental del país era el nahuatl, del cual aún se conservan sus raíces primeras, aunque esto no impedía que se hablaran otras lenguas como era el caso del pokomán en Santa Ana y el potón en la región norte del departamento de La Unión.
Podríamos afirmar que la región propiamente pipil comprendía desde el río Paz hasta la margen occidental del río Lempa, lo que corresponde aproximadamente las 2/3 partes del actual territorio salvadoreño.

Sin embargo dentro de la literatura indígena salvadoreña encontramos los estudios del antropólogo salvadoreño Alejandro Marroquín, quien define a los indígenas salvadoreños desde un punto de vista socio-económico, afirmando que los indígenas salvadoreños son descendientes de los primeros pobladores de América y que debido a la conquista de los españoles  nuestros indígenas se vieron sometidos a las creencias y culturas de los españoles, a explotaciones, miseria, opresión e injusticia social.

Sin embargo a todos estos grupos étnicos, fueron distribuidos en nahua-pipil y lenca: siendo Atonal para el occidente; Atlacatl para el centro y Huistaluxitl para oriente. Pero según Jorge Larde y Marín en su libro, El Salvador: Descubrimiento, conquista y colonización menciona que las relaciones indígenas antes mencionadas son tres mentiras, pues comenta si El Salvador debiera tener un símbolo de resistencia indígena debería de ser Anastasio Aquino de los Nonualco y no Atlacatl.
De esta manera existió  y aún persiste el criollo-centrismo como la manera de entender al indígena que habitó Cuscatán y los “reinos” Nequepio y Chaparrastique. De igual un indio Atlacatl que resistió, pero al cual no se le puede rastrear su pensamiento es más útil que uno que existió y que fue su lucha, una contra el despotismo y abuso de los conservadores de la época.

Debido a la mala información sobre los indígenas una gama de artistas y escritores que simpatizaban con el statu que creyendo hacerle un bien a la derecha se dedicaron a construir ídolos con pies de barro cuyas fuentes históricas no existen. Es de suponer con justa lógica que debió existir un mando indígena con jefes y estructura social, pero de allí a saber con exactitud que se llamó Atlacatl, Atonal o Huistaluxitl es además un engaño. Si de tener un héroe indígena se trata, es el momento de comenzar hacerle justicia a Anastasio Aquino, pues llevó a cabo su revuelta nonualca en 1832, y exigía: tierra y libertad para su pueblo, del cual fue asesinado, por defender a su pueblo.


Entonces Atlacatl fue el líder indígena que se opuso a la conquista del Señorío de Cuscatlán por parte de Pedro de Alvarado, quien tuvo que huir del lugar por la fuerte resistencia. Fue hasta cuatro años después que otro conquistador, Diego de Alvarado, logra derrotar a Atlacatl. Sin embargo, para otros, Atlacatl es un mito surgido de la opresión española, representaba “al indígena rebelde y mártir”.







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